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viernes, 21 de abril de 2023

Seres Artificiales: Frankenstein

En el verano de 1816 tuvo lugar en Villa Diodati un encuentro que marcó un punto de inflexión en la literatura fantástica y de ciencia ficción, ya que en una de las reuniones nocturnas que tuvieron lugar esos días nació la obra literaria Frankenstein o El Moderno Prometeo, escrita por Mary Shelley (1797 – 1851). En esta nueva entrada que estoy dedicando a los seres artificiales en la literatura y los juegos de rol os hablaré del monstruo y de su creadora y veremos algunos ejemplos de como ha llegado a influir en la ficción de los años posteriores.

El año sin verano y Villa Diodati

Expansión de cenizas de la erupción del Tambora en 1815
File:Tambora ashfall 1815.svg - Wikimedia Commons
(CC BY-SA 3.0)

Anomalia de temperaturas del verano de 1816 (ºC) en respecto a la climatología de 1971-2000
File:1816 summer.png - Wikimedia Commons
(CC BY-SA 3.0)

1816, también conocido como El año sin verano por los efectos de la erupción del volcán Tambora en Indonesia el año anterior y el periodo de baja actividad solar conocido como Mínimo de Dalton (1790 – 1830), fue desastroso en cuanto al clima, produciéndose un importante descenso de las temperaturas en el hemisferio norte y otras aberraciones climáticas que afectaron a América del Norte, Europa Occidental, Tibet y China, dando lugar a importantes pérdidas en las cosechas que provocaron un periodo generalizado de hambrunas, epidemias y desórdenes y revueltas por la falta de alimentos.

Villa Diodati Retrato de Lord Byron pintado en 1813 por Thomas Philips
Villa Diodati
(Dominio público)
Retrato de Lord Byron
pintado en 1813
por Thomas Philips

(Dominio público)

Fue durante el verano de ese año tan calamitoso cuando se produjo la reunión que nos ocupa gracias a George Gordon Byron (1788 – 1824), más conocido como Lord Byron, que fue el gran exponente del movimiento romántico británico y héroe de la Guerra de Independencia de Grecia (1821 – 1829).

Retrato de Annabella Byron pintado en 1812 por Charles Hayter Retrato de Ada Lovelace pintado posiblemente por Alfred Edward Chalon en 1840
Retrato de Annabella Byron
pintado en 1812
por Charles Hayter

(Dominio público)
Retrato de Ada Lovelace
pintado posiblemente
por Alfred Edward Chalon
en 1840

(Dominio público)
Retrato del obituario de Charles Babbage, Illustrated London News, 4 de noviembre de 1871, por Thomas Dewell Scott Motor analítico de Babbage (1834-1871)
Retrato del obituario
de Charles Babbage,
Illustrated London News
(4 de noviembre de 1871),
por Thomas Dewell Scott

(Dominio público)
Motor analítico
de Babbage
(1834-1871)

(CC BY-SA 2.0)

El poeta alquiló Villa Diodati del 10 de junio al 1 de noviembre para pasar una temporada alejado de Inglaterra, huyendo de las deudas y del escándalo provocado por su divorcio de Anna Isabella Milbanke (1792 – 1860) tras el nacimiento de su hija, la futura escritora y matemática Ada Lovelace (1815 – 1852), considerada por muchos como la primera programadora por su trabajo en la máquina analítica de Charles Babbage (1791 – 1871).

Anna Isabella, más conocida como Lady Byron, además de poseer una educación en la que destacó el aprendizaje de la astronomía y las matemáticas también se caracterizaba por una religiosidad estricta (lo que la llevaría a participar en causas sociales como la abolición de la esclavitud en el Reino Unido), se asustó por las borracheras frecuentes del poeta, su abierta hostilidad hacia ella y el modo en el que gestionaba su economía. La situación empeoró cuando empezó a sospechar que mantenía relaciones incestuosas con su hermanastra, Augusta Maria Leigh (1783 – 1851). Todo esto la llevó a pensar que su marido había enloquecido y a pedir el divorcio (aunque eso no evitó que estuviera obsesionada con su esposo hasta el fin de sus días).

Retrato de Mary Wollstonecraft Shelley, pintado en 1840 por Richard Rothwell Retrato de Percy Bysshe Shelley, pintado en 1819 por Alfred Clint
Retrato de
Mary Wollstonecraft Shelley,
pintado en 1840
por Richard Rothwell

(Dominio público)
Retrato de
Percy Bysshe Shelley,
pintado en 1819
por Alfred Clint

(Dominio público)
Retrato de Augusta Maria Leigh, pintado en 1817 por James Holmes Retrato de Claire Clairmont, pintado en 1819 por Amelia Curran
Retrato de
Augusta Maria Leigh, pintado en 1817
por James Holmes

(Dominio público)
Retrato de
Claire Clairmont,
pintado en 1819
por Amelia Curran

(Dominio público)

Mary llegó a Ginebra el 14 de mayo acompañada de su futuro marido, el poeta Percy Bysshe Shelley (1792 – 1822), el hijo de ambos y su hermanastra, Claire Clairmont (1798 – 1879), embarazada de Lord Byron tras un encuentro entre ambos a principios de año. Durante los primeros meses de ese año habían recorrido la Francia devastada por la Guerra de la Sexta Coalición (1813 – 1814) contra Napoleón Bonaparte (1769 – 1821), un viaje que marcó profundamente a Mary, tal y como recoge en el diario del viaje que escribía junto con Percy:

Ahora nos aproximábamos a escenas que nos recordaron lo que casi habíamos olvidado, que últimamente Francia había sido un país en el que se habían producido grandes y extraordinarios acontecimientos. Nogent, un pueblo en el que entramos al día siguiente, había sido devastado por completo por los cosacos. Nada podía ser más entero que la ruina que esos bárbaros habían esparcido a medida que avanzaban; quizás recordaban Moscú y la destrucción de los pueblos rusos; pero ahora nos encontrábamos en Francia, y que la angustia de sus habitantes, con sus casas quemadas, su ganado asesinado y toda su riqueza destruida, ha aguijoneado mi aversión por la guerra, que no puede sentir nadie que no haya viajado a través de un país saqueado y devastado por esta plaga, que, en su orgullo, el hombre inflige sobre sus semejantes.


Una historia de fantasmas

Tras reunirse con Lord Byron el día 25 de mayo se unió al grupo John William Polidori (1795 – 1821), también escritor y médico personal del poeta. Esos días, que resultaron ser especialmente lluviosos, los pasaron leyendo, navegando por el lago y manteniendo largas conversaciones hasta bien entrada la madrugada, hasta que una noche del mes de junio (seguramente la del día 15), tras leer la antología de relatos sobre espectros Fantasmagoriana a la luz del fuego, Lord Byron les propuso a todos escribir una historia de fantasmas, tal y como la autora explica en la introducción de su obra:

"Cada uno de nosotros escribirá una historia," dijo Lord Byron; y se accedió a su proposición. Eramos cuatro. El noble autor empezó un cuento, un fragmento del cual escribió al final de su poema sobre Mazeppa. Shelley, más capaz de personificar ideas y sentimientos en el resplandor de la imaginería brillante, y en la música del vers más melodioso que adorna nuestro lenguaje, más que inventar los mecanismos de una historia, empezó una basada en sus experiencias iniciales de su vida. El pobre Polidori tuvo una idea terrible sobre una dama con una calavera por cabeza, que fue castigada por espiar a través del ojo de una cerradura— para ver que lo olvidé— algo muy chocante y malo, claro está; pero cuando ella fue reducida a una condición peor que el renombrado Tom de Coventry, no sabía que hacer con ella, y fue obligado a enviarla a la tumba de los Capuletos, el único lugar donde ella encajaba. Los ilustres poetas, también molestos por lo banal de la prosa, rápidamente renunciaron a su desagradable tarea.

Me obligué a mi misma a pensar en una historia,—una historia que rivalizara con aquellas que nos habían animado en esta tarea. Una que pudiera hablar de los misteriosos miedos de la naturaleza, y despertar el horror emocionante—una que hiciera que el lector tuviera miedo de mirar alrededor, que le cuajara la sangre, y que le acelerara los latidos del corazón. Si no conseguiese estas cosas, mi historia de fantasmas no merecería su nombre. Pensé y medité—en vano. Sentí que la vacía incapacidad de la invención que es la más grande miseria de la autoría, cuando la Nada obtusa responde a nuestras invocaciones ansiosas. ¿Has pensado una historia? Me preguntaban cada mañana, y cada mañana estaba obligada a responder con una negativa mortificante.


Frankenstein:
Or,
The modern prometheus.

Introducción
(Edición de 1831)
Mary Wollstonecraft Shelley
(Traducción propia)

Después de unos días en los que a Mary le fue imposible llegar a una idea para su relato las conversaciones nocturnas del grupo acabaron centrándose en la naturaleza del principio de la vida y la posibilidad que los cuerpos pudieran ser reanimados:

Muchas y largas fueron las conversaciones entre Lord Byron y Shelley, de las cuales era una devota pero casi silenciosa seguidora. Durante una de estas, se discutieron varias doctrinas filosóficas, y entre otras la naturaleza del principio de la vida, y si había la probabilidad que esta alguna vez pudiera ser descubierta y comunicada. Hablaron de los experimentos del Dr. Darwin, (no hablo de lo que el Doctor realmente hizo, o de lo que dijo que hizo, pero, más para mi propósito, de lo que se dijo que había hecho,) que preservó un pedazo de un gusano en una caja de cristal, hasta que por algún medio extraordinario se empezó a mover voluntariamente. No así, después de todo, sería dada la vida. Quizás un cadáver podría ser reanimado; el galvanismo ha dado testimonio de tales cosas: quizás las partes de una criatura pueden ser fabricadas, unidas y dotadas con el calor vital.


Frankenstein:
Or,
The modern prometheus.

Introducción
(Edición de 1831)
Mary Wollstonecraft Shelley
(Traducción propia)

Fue esa conversación la que, evidentemente, provocó que esa noche Mary tuviera la pesadilla que lo empezó todo:

La noche palidecía con esta conversación, incluso habiendo pasado la medianoche, antes de que nos retiráramos a descansar. Cuando puse mi cabeza en mi almohada, no dormí ni se puede decir que pensara. Mi imaginación me poseyó y me guió sin que se lo pidiera, regalándome imágenes sucesivas que surgieron en mi mente con una intensidad más allá de los límites usuales del ensueño, vi—con los ojos cerrados, pero con una aguda visión mental,—el pálido estudiante de las artes impías de rodillas ante la criatura que había compuesto. Vi el horrible fantasma de un hombre estirado, y entonces, gracias al funcionamiento de una poderosa máquina, mostraba signos de vida y se revolvía con un movimiento inquieto y medio vital. Espantoso debe ser; muy espantoso sería el efecto de cualquier esfuerzo humano que quiera burlarse del estupendo mecanismo del Creador del mundo. Su éxito aterrorizaría al artista, huiría horrorizado de su odiosa obra. Esperaría que, dejada a si misma, la ligera chispa de vida que había comunicado se desvanecería; que esa criatura, que ha recibido tan imperfecta animación, se convertiría en materia muerta; y quizás dormiría creyendo que el silencio de la tumba extinguiría para siempre la existencia transitoria del cuerpo repugnante que había observado en la cuna de la vida. Él duerme, pero es despertado; abre sus ojos; contempla la horrible criatura que se yergue al lado de su cama, abriendo sus cortinas y observándolo con sus ojos húmedos y amarillentos y curiosos.

Abrí los míos aterrorizada. La idea había poseído de tal manera mi mente que la emoción del miedo me atravesaba, y deseaba cambiar la horrible imagen de mi fantasía que aún veía por las realidades de mi alrededor; la habitación en si misma, el parquet oscuro, los postigos cerrados, con la luz de la luna luchando por pasar a través de estos, y saber que el lago cristalino y las alturas blancas de los Alpes estaban más allá. No podía deshacerme de mi fantasma horripilante; aún me perseguía. Debo pensar en otra cosa, recurrí a mi historia de fantasmas,—¡mi aburrida y poco afortunada historia de fantasmas! ¡Oh! ¡Si solo pudiera idear una que pudiera asustar a mi lector como la que me había asustado a mí esa noche!

Tan rápida como la luz y tan animada era la idea que se me presentó. "¡Lo he encontrado! Lo que me ha aterrorizado aterrorizará a otros; y solo necesito describir el espectro que había perseguido mi almohada a medianoche." Por la mañana anuncié que había pensado una historia. Empecé ese día con las palabras, Era una lúgubre noche de noviembre, haciendo solamente una transcripción de los terrores macabros de mi sueño lúcido.


Frankenstein:
Or,
The modern prometheus.

Introducción
(Edición de 1831)
Mary Wollstonecraft Shelley
(Traducción propia)

Una posible inspiración: Las horcas de Tyburn y el galvanismo

Ilustración de la horca permanente en Tyburn (seguramente del 1680)
Ilustración
de la horca permanente
en Tyburn
(seguramente del 1680)

(Dominio público)

Llegados a este punto cabe preguntarse que hechos inspiraron esta visión tan vívida y tenebrosa a Mary Shelley.

En primer lugar se ha de considerar su referencia a los cadáveres, cosa que no nos tendría que extrañar dado que la escritora nació en el distrito londinense de Somers Town (actualmente distrito de Camden), famoso entre otros motivos por las ejecuciones llevadas a cabo en Tyburn, algo que seguro que quedó fijado en la memoria popular.

Aunque en la capital han existido diversos lugares de ejecución, como por ejemplo la famosa Torre de Londres, en el cruce de carreteras de Tyburn se llevaron a cabo un gran número de ajusticiamientos desde el siglo XII hasta finales del siglo XVIII, frecuentemente con la presencia de un gran número de espectadores. Los métodos usados fueron variopintos y dieron lugar a escenas que debieron ser ciertamente impresionantes, como por ejemplo el primer descuartizamiento, llevado a cabo en 1241 o el ahorcamiento simultaneo de 24 prisioneros (23 hombres y una mujer) en 1649. A todo esto también cabe comentar la actitud del público asistente, para los que era un espectáculo digno de contemplar, o aquellos que creían que el cuerpo de los recién ejecutados tenía propiedades curativas y pagaban a los verdugos para que les permitieran tocar los cadáveres. A las ejecuciones también solían asistir los familiares y amigos de los condenados, que intentaban acabar con el sufrimiento de los ahorcados tirando de sus piernas o que se peleaban con los ayudantes de los cirujanos para impedir que se llevaran los cadáveres de sus allegados para su disección y así poder ofrecerles un entierro digno.

Si queréis averiguar más sobre la historia del lugar y las ejecuciones hechas allí podéis consultar The Proceedings of Old Bailey y Capital Punishment U.K..

Alessandro Volta Luigi Galvani
Alessandro Volta
(Dominio público)
Luigi Galvani
(Dominio público)
Retrato de Giovanni Aldini (1829) Retrato de Erasmus Darwin, pintado en 1792 por Joseph Wright de Derby
Retrato de Giovanni Aldini
(1829)

(Dominio público)
Retrato de Erasmus Darwin,
pintado en 1792
por Joseph Wright de Derby

(Dominio público)

En cuanto a la posibilidad de reanimar un cadáver mediante el uso de la electricidad, Mary Shelley estaba haciendo referencia a las investigaciones sobre el galvanismo llevadas a cabo por Alessandro Volta (1745 – 1827) (inventor de la pila voltaica en 1799) y Luigi Galvani (1737 – 1798) sobre la generación de electricidad mediante el uso de reacciones químicas así como con la contracción/convulsión del tejido muscular en los seres biológicos cuando entran en contacto con la corriente eléctrica, tal y como pudo descubrir mediante los experimentos llevados a cabo durante 11 años estimulando el nervio ciático de las ancas de ranas, tal y como se puede ver en la siguiente recreación del experimento:

Tras el fallecimiento de Galvani sus investigaciones fueron continuadas por su sobrino, Giovanni Aldini (1762 – 1834), famoso por la demostración pública que llevó a cabo en Londres animando parte del cadáver del criminal George Forster, ejecutado en la prisión de Newgate el 18 de enero de 1803:

En la primera aplicación del proceso en la cara, las mandíbulas del criminal fallecido empezaron a temblar, y los músculos adyacentes se contorsionaron horriblemente, y un ojo de hecho se abrió. En la parte siguiente del proceso la mano derecha se alzó y se cerró, y las piernas y los muslos se movieron.


The Newgate Calendar – George Foster
Executed at Newgate, 18th of January, 1803, for the Murder of his Wife and Child,by drowning them in the Paddington Canal;
with a Curious Account of Galvanic Experiments on his Body
Sparks of life | Research | The Guardian
(Traducción propia)

Es probable que la demostración de Aldini fuera conocida por Mary Shelley, ¿verdad?

Otros científicos de la época que experimentaron con el galvanismo y que pudieron tener un cierto grado de influencia en la génesis de la novela fueron el naturalista James Lind (1736 – 1812) (tutor de Percy Shelley en el Eton College durante 1809) y Erasmus Darwin (1731 – 1802), médico y naturalista que como ya habéis leído aparece mencionado en la introducción a la novela en su edición de 1831 y que además era el abuelo paterno de Charles Darwin, autor de la Teoría de la evolución.

El nacimiento de la novela y de un género

Los días pasados en Villa Diodati dieron como resultado una obra que sin lugar a dudas cambió el género fantástico, ya que Frankenstein o El Moderno Prometeo es considerada por autores como Brian Aldiss (1925 – 2017) como la obra con la que se inicia la ciencia-ficción moderna.

Página del título del primer volumen de Frankenstein, Primera Edición (1818) Frontispicio de Frankenstein, Tercera Edición (1831), por Theodore Von Holst
Página del título
del primer volumen
de Frankenstein,
Primera Edición (1818)

(Dominio público)
Frontispicio de Frankenstein,
Tercera Edición (1831),
por Theodore Von Holst

(Dominio público)

El libro conoció tres ediciones en vida de su autora: 1818 (publicada en tres volúmenes y de forma anónima), 1823 (publicada en dos volúmenes y acreditando a Mary Shelley como su autora) y 1831 (un solo volumen y primera edición “popular”, revisada a fondo por la autora e incluyendo un prefacio en la que ella explica de una forma un tanto embellecida la génesis de la historia) y siempre ha gozado de una gran aceptación por parte de los lectores a pesar de que algunas críticas, como la aparecida en The British Critic, N.S., 9 (April 1818), en la que se criticaba a su autora por el hecho de ser mujer:

"El escritor es, entendemos, una mujer; esto es un agravamiento del defecto predominante de la obra; pero si nuestra autora puede olvidar la gentileza de su sexo, esta no es razón por la que debamos hacerlo nosotros; y por lo tanto descartaremos la novela sin más comentarios".

Frankenstein fue planteada por Mary Shelley como una obra epistolar (aquella que se desarrolla a través de la correspondencia de sus protagonistas), que tiene lugar en el siglo XVIII y que se inicia con el relato que el capitán Robert Walton, un escritor fracasado reconvertido en explorador polar, envía a su hermana explicando como, durante el transcurso de su expedición, encontró a un hombre llamado Victor Frankenstein en unas condiciones físicas lamentables y como este le explicó las circunstancias que le llevaron tan lejos en su búsqueda, que no son otras que perseguir al monstruo que el mismo ha creado emulando el mito de Prometeo (y de aquí viene el subtítulo de la obra, del que se ha prescindido en posteriores ediciones). El monstruo le atormenta, responsabilizándolo, con razón, de ser el culpable de su desgraciada existencia y de no ser capaz de ofrecerle una vida plena y normal como a cualquier otro, lo que le llevará a emprender su venganza.

Más influencia en el género fantástico

Retrato de John William Polidori, pintado por F.G. Gainsford Página del título de The Vampyre (1819)
Retrato de John William Polidori,
pintado por F.G. Gainsford

(Dominio público)
Página del título
de The Vampyre (1819)

(Dominio público)

Sin lugar a dudas esos días en Villa Diodati fueron ciertamente prolíficos y acabaron influyendo en el género fantástico que se ha producido a posteriori.

Un ejemplo de esto sería la novela corta El vampiro, escrita por Polidori en 1819 y considerada como una de las primeras obras modernas del género vampírico romántico, tomando como base las leyendas balcánicas que Lord Byron explicó al médico durante esos días y el relato inacabado Fragment of a novel, escrito por el aristócrata en ese mismo año (algo por lo que seguramente la autoría de la obra fuera atribuida en primer lugar a Lord Byron aunque este lo negara en repetidas ocasiones y Polidori escribiera una carta al editor explicando que, aunque la base de la obra era claramente debida a Lord Byron, el desarrollo de los personajes había sido suyo).

Otros ejemplos en los que se nota la huella de la obra de Mary Shelley es Frankenstein Desencadenado, una obra de ciencia-ficción escrita por Brian Aldiss en 1973 que toma como trasfondo la obra original y que fue adaptada a la gran pantalla en 1990 por Roger Corman, así como todas aquellas obras que de un modo u otro tratan la creación de vida artificial tal y como se verá en los siguientes capítulos de la serie.

Adaptaciones en otros medios

Evidentemente una obra tan famosa ha tenido muchas adaptaciones en otros medios y se han creado multitud de obras influenciadas por los hechos acontecidos en Villa Diodati.

Empezando por la cinematografía y la televisión se podrían destacar las siguientes:

Frankenstein (1910)

Wikipedia
IMDb
Library of Congress
Internet Archive

Frankenstein (1931)

Wikipedia
IMDb

The Curse of Frankenstein (1957)

Wikipedia
IMDb

Young Frankenstein (1974)

Wikipedia
IMDb

Gothic (1986)

Wikipedia
IMDb

Remando al Viento (1988)

Wikipedia
IMDb

Frankenstein Unbound (1990)

Wikipedia
IMDb

Mary Shelley's Frankenstein (1994)

Wikipedia
IMDb

Frankenstein (2004)

Wikipedia
IMDb

Portada de Bernie Wrightson's Frankenstein
Bernie Wrightson's Frankenstein
(Fair Use)

Y aprovechando que el personaje se encuentra ya bajo dominio público también ha tenido un gran número de adaptaciones en los cómics (muchas de ellas de una calidad un tanto cuestionable o bastante simplonas), por lo que sin lugar a dudas la estrella es la adaptación dibujada por Berni Wrightson en 1983.

Si os interesa averiguar más sobre otras representaciones en la llamada “cultura popular” podéis ver estos artículos de la Wikipedia en inglés (Frankenstein in popular culture - Wikipedia | List of films featuring Frankenstein's monster - Wikipedia) y la web FrankensteinFilms.

El Monstruo de Frankenstein en los juegos de rol

Ravenloft (módulo) Ravenloft: Realm of Terror (suplemento) Adam's Wrath (aventura)
Ravenloft
(módulo)

(Fair Use)
Ravenloft: Realm of Terror
(suplemento)

(Fair Use)
Adam's Wrath
(aventura)

(Fair Use)

Llegados ya a los juegos de rol es fácil pensar que los reglamentos más adecuados para representar al Monstruo de Frankenstein serían aquellos juegos cuyos reglamentos estén pensados para representar fantasías góticas (lo que puede incluir cualquier versión de Dungeons & Dragons o juegos similares), aunque ya veréis que hay otras opciones que os pueden interesar.

De entrada podemos pensar en el golem de carne, una criatura similar al Monstruo y que en Dungeons & Dragons 5ed se puede encontrar en las siguientes versiones:

Y las creaciones de los aficionados:

(aunque no se nos ha de olvidar que en el entorno de campaña de Ravenloft también existe un personaje similar, introducido en el suplemento Realm of Terror y la aventura Adam’s Wrath).

Dark Harvest: Legacy of Frankenstein Dark Harvest: Resistance
Dark Harvest: Legacy of Frankenstein
(Fair Use)
Dark Harvest: Resistance
(Fair Use)

Por otro lado también os puede interesar el juego Dark Harvest: Legacy of Frankenstein, un juego de rol compatible con Victoriana 2nd edition que nos presenta un mundo alternativo en el que Victor Frankenstein no duda en aprovechar sus conocimientos científicos en beneficio propio sin importar las consecuencias de sus actos. Su manual básico se puede descargar gratuitamente desde DriveThruRPG y Resistance, su primer suplemento, se puede obtener como “paga-lo-que-quieras”.

1800: El Ocaso de la Humanidad 1800: Codex Gigas
1800: El Ocaso de la Humanidad
(Fair Use)
1800: Codex Gigas
(Fair Use)

Y ya que estoy hablando de imaginería gótica y tenebrosa también os puede interesar 1800: El Ocaso de la Humanidad y su suplemento 1800: Codex Gigas. Ambas obras fueron financiadas con sendos mecenazgos en 2018 y 2019 y retratan un siglo XIX ucrónico que muestra una invasión demoníaca del mundo mezclada con la aparición de tecnología steampunk y teslapunk. Aunque en el juego no aparece la criatura como tal, el suplemento 1800: Codex Gigas ofrece suficiente información como para crearla (y además el texto del juego está ofrecido bajo licencia CC BY-NC-SA, por lo que los aficionados pueden crear contenidos derivados de forma gratuita). Los autores pusieron el manual básico como descarga gratuita en MEGA el pasado 29 de octubre comunicándolo a través de Twitter (la misma publicación a través de Nitter) y si deseáis apoyarlos ambas obras aún se pueden encontrar en formato físico en algunas tiendas de España o en formato pdf a la venta en Lulu:

DC Heroes (Tercera Edición) Blood of Heroes
DC Heroes (Tercera Edición)
(Fair Use)
Blood of Heroes
(Fair Use)

Y para terminar este apartado dedicado a los juegos de rol también os puede interesar consultar las estadísticas del Monstruo de Frankenstein que aparecen en Writeups.org, un sitio web de aficionados dedicado a ofrecer contenidos para los juegos de rol DC Heroes (con ediciones en 1985, 1989 y 1993) y Blood Heroes (editado en 1998), ambos usan el Mayfair Exponential Game System y ya están descatalogados desde hace años. Si queréis más información sobre estos juegos y su sistema también podéis consultar los siguientes enlaces:

Dominio Público: Donde consultar las obras de Mary Shelley

Mary Shelley - Frankenstein Mary Shelley - The Last Man
Mary Shelley - Frankenstein Mary Shelley - The Last Man

Para finalizar esta tercera entrega de la serie dedicada a los seres artificiales solo me queda indicaros donde se pueden descargar de manera legal los textos de las obras de Mary Shelley ya que estos se encuentran bajo dominio público.

Para conseguirlas solo tenéis que consultar estos enlaces:

Por cierto, no se si sabíais que Mary Shelley publicó en 1826 la novela distópica The Last Man, en la que describía como la Humanidad se extingue a finales del siglo XXI debido a una pandemia... Mal recibida en su momento, fue recuperada en la década de 1960 y da para pensar...



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2 comentarios:

  1. Excelente entrada. He aprendido mucho sobre Mary shelley. Muy bien colofón a la serie de seres artificiales.

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    1. Hola, me alegro que te haya gustado. La serie seguirá más adelante, aún hay muchas cosas a explicar sobre los seres artificiales.

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